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En los últimos tiempos se ha instalado el discurso social de la necesidad de equiparar los derechos de los distintos géneros que convivimos en el escenario social, de caminar hacia una verdadera igualdad entre mujeres, otros géneros y los hombres. Sin embargo, es perceptible la sistémica desigualdad que afrontan las mujeres a la hora de ver satisfechos sus derechos en las mismas condiciones que el género masculino. Se pregona que los derechos son universales y que se reconocen sin ningún tipo de discriminación, cuando lo cierto es que se han naturalizado ciertos patrones de conducta que colocan a las mujeres, como a otros grupos desaventajados, en una situación de inferioridad, en distintos aspectos de la vida.

Esta delicada situación se agrava en los sectores más vulnerables de la sociedad y de más bajos recursos. Allí, a la pobreza y la exclusión se le suma la desigualdad y la discriminación, muchas veces silenciosa, que padecen quienes formamos parte de grupos vulnerables, en una ecuación que deja a un gran segmento de mujeres al límite de la segregación. 

La propuesta que traemos en este curso es reflexionar sobre esta problemática desde el derecho financiero. Analizaremos la cuestión en el plano nacional, en el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; así, también, indagaremos en sistemas de derecho comparado sobre el estado del arte en el tema. 

Las manifestaciones de esta desigualdad se dan no sólo a través de la letra de la norma, sino también por lo que estas omiten tratar.  Se busca a través de este ciclo pensar en una igualdad que tome en cuenta los particulares contextos de las mujeres, como madres, cuidadoras, sostenes únicos de hogares, esposas, trabajadoras, profesionales y, que todas nuestras circunstancias no se traduzcan en un demérito a la hora de competir en igualdad de oportunidades con otro género, en especial el masculino, sino que las acciones positivas nos lleven a ponernos en un real nivel de igualdad con todo el género humano. 

Por último, los invitamos a imaginar medidas positivas desde la política fiscal y el diseño presupuestario que nos permitan caminar hacia la construcción de un mundo un poco más igualitario desde la perspectiva financiera.

Un profesor de Finanzas Públicas argentino sostiene: “no hay Constitución sin Constitución Financiera”; la propuesta es pensar desde lo financiero herramientas que, en algún momento, conduzcan a una real igualdad de todos los géneros.